Por Carlos Pinto, director de Planexware
Hace décadas que en nuestro país se viene profundizando la crisis educativa; fundamentalmente, en relación a su falta de democratización. El crecimiento de la brecha vinculado a las oportunidades entre distintos sectores sociales se hace cada vez más notorio, generando desigualdad y vulnerabilidad para las clases más pobres.
Y si bien debería ser menester de los gobiernos disminuir esta grieta en pos del futuro de las generaciones jóvenes y del país en sí mismo, desde el sector privado, puntualmente desde nuestro rol como empresarios, podemos implementar políticas de acción que faciliten el acceso de estos jóvenes a distintos tipos de capacitaciones que les brinden herramientas para que tengan una salida laboral concreta.
A modo de ejemplo y como además es un ámbito que conozco en profundidad, desde lo académico hasta lo profesional, el sector tecnológico se ha convertido en un semillero que vale la pena impulsar.
Resulta una combinación perfecta para que, jóvenes talentos se nutran de conocimiento y que al mismo tiempo, el sector se retroalimente de las ganas y el ímpetu que suele caracterizarlos.
Desde las empresas del rubro tecnológico debemos apoyarlos para que el día de mañana se conviertan en líderes corporativos, emprendedores, y formadores de los que vendrán detrás de ellos. Acompañándolos en temas de capacitación y con programas de pasantías que los comience a formar en sus primeros pasos.
En relación a la capacitación, es clave fomentar la creación y difusión de estudios en programación de computadoras específicos, muy orientados y cortos.
Sin intentar menospreciar la excelente formación universitaria que brindan las carreras “convencionales”, como por ejemplo las de Ingeniería Informática o Analista de Sistemas, que aportan amplios conocimientos integrales del mundo de la computación (programación, sistemas operativos, redes, procesos funcionales, entre otras), existen iniciativas tendientes a lograr rápidamente una formación en programación, las cuales se focalizan en conseguir en corto tiempo la capacitación de los alumnos como programadores.
Éstas iniciativas, que podríamos llamar de focalización exclusiva de programación en lenguajes específicos, son las que pueden moderar el enorme gap que hoy tiene la fuerza de trabajo para el desarrollo de software. También estos cursos, brindan una rápida salida laboral para jóvenes que, paralelamente, podrían estar cursando estudios universitarios en el tema. Aportándoles conocimientos complementarios con gran valor agregado para sumar a su experiencia.
En este sentido, es fundamental concientizar a las empresas “consumidoras” de programadores para ayudar a financiar estos estudios cortos, inherentes a ésta disciplina y en sectores de pocos recursos económicos, a fin de generar la oferta de programadores que la comunidad empresaria está necesitando.
El desafío está planteado: igualar las oportunidades en la formación educativa y el trabajo para las generaciones del futuro. Un compromiso social que los empresarios debemos asumir en un mundo cada vez más complejo.