Por Carlos E. Pinto*/ Al ser un tratado de libre comercio con potencias comerciales e industriales del primer mundo, el acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea abrirá simultáneamente oportunidades y desafíos. Lo que no cabe dudas es que pondrá en jaque la competitividad de todas las empresas argentinas. Ninguna podrá seguir operando “como si nada pasara”. No serán ajenas ni las firmas con vocación de expansión a los nuevos mercados europeos, ni aquellas que se reserven sólo para la demanda doméstica.
Las empresas argentinas deben aggiornarse para ganar en competitividad. En este contexto, la transformación Digital de las organizaciones ya no será una opción, sino una necesidad.
Las compañías europeas se encuentran en una fase de mayor madurez respecto a la digitalización y eso representa una clara ventaja. Según el último informe de IDC, continuarán incrementando su inversión en nuevas tecnologías: este gasto alcanzará una tasa anual compuesta del 15,1%, para superar los 378.200 millones de dólares en 2022.Ante ese panorama, las “colegas” argentinas deben estar también a la altura de las circunstancias y asumir la digitalización como uno de los factores determinantes. El camino será largo: Argentina está fuera del podio de la transformación digital en América Latina, ocupado por Brasil, Colombia y Chile.
¿Cómo transitar el proceso de Transformación Digital?
El primer paso hacia lo digital es entender que no se trata de una “moda más”, sino un aspecto transversal a toda la organización. Una nueva forma de pensar, que proyecta a la empresa de forma diferenciada con objetivos tangibles: ganar en agilidad y reducción de costos, acelerando tiempos, disminuyendo la carga de mano de obra y brindando más valor a los clientes.
El proceso se sostiene sobre cuatro pilares fundamentales: cultura empresarial, tecnología, experiencia del cliente y objetivos de negocio. Es un cambio inexorable y firme, con un ritmo sostenible y sin pausas que involucra a todos los integrantes de la organización, teniendo en cuenta las características, limitaciones y presupuestos de cada empresa.
Hay ciertas cuestiones que no debemos perder de vista:
– Rever permanentemente la cultura empresarial, insistiendo en que las formas de trabajo asociadas a “lo digital” son el objetivo primordial del cambio de la organización.
– Promover incentivos a la implementación de formas de trabajo eficientes, ágiles y flexibles que motiven a los integrantes a disminuir la resistencia al cambio, presente en todo proceso de mejora.
– Reclutar y -fundamentalmente- premiar a los talentos necesarios para llevar adelante este proceso de cambio radical.
– Alinear todas las acciones de cambio en la empresa con la absoluta certeza de ser valoradas por los clientes. Es necesario conocer más y más a los clientes y volcar sus expectativas a la nueva forma de operar de la compañía. Es la manera -nada menos- de aumentar el “valor percibido” de sus productos/servicios para sus clientes.
De la mano de un creciente compromiso por parte de los ejecutivos y decisores de negocio, la transformación digital jugará un rol esencial en esta reconversión para ganar eficiencia, agilidad e importante reducción de costos. Acaso sea ineludible para evitar el naufragio en el marco de apertura como propone este acuerdo MS-UE.Sólo de esta manera las empresas argentinas podrán medirse en “cancha visitante”.
No importa si la contienda se librará en dos o diez años, la problemática la tenemos sobre nuestros escritorios hoy.
(*) Director Comercial Planexware y socio fundador de la empresa.
Ex-docente universitario carreras de grado y posgrado y Disertante nacional e internacional