Por Carlos Pinto, Director Comercial de Planexware
La llamada genéricamente digitalización ha alcanzado todos los rincones de la sociedad y se ha transformado en una obligación de subsistencia y no una opción discrecional en las empresas.
No caben dudas que la pandemia ha mostrado la gigantesca importancia que tiene la tecnología. No solo en el terreno de la microbiología, posibilitando obtener en pocos meses vacunas eficientes contra el Covid-19, sino que también ha gravitado –y de esto nos ocuparemos– en el terreno de la tecnología informática o la evolución digital en relación con las empresas y los individuos.
Los invito a pensar en la red informática que proporciona internet a millones de individuos en todo el mundo, intercambiando simultáneamente imágenes, sonidos y textos a una velocidad impensada unos años atrás. La llamada genéricamente “digitalización” ha alcanzado todos los rincones de la sociedad y se ha transformado en una “obligación de subsistencia” y no una “opción discrecional” en las empresas.
Sólo un 3,8% de las empresas argentinas se considera cómo líder en la digitalización de sus negocios. El 64% directamente se concibe como “rezagada”. Un contraste notable con las compañías de Brasil, que se proyectan en esos avances. Hoy la brecha digital empresarial impacta en la productividad y desarrollo local, según distintos estudios internacionales. Y puede profundizarse en los próximos años si no se emprenden estrategias desde el punto de vista de los negocios.
No se trata de la adopción de una tecnología para ser explotada como una estrategia competitiva como solía ocurrir en las décadas pasadas. Hoy es un “must”. Es adoptar la digitalización en la empresa, para no quedar atrás y poder seguir en la batalla competitiva.
En el camino a la transformación digital, sectores como la agroindustria, química, bienes de consumo y capital lideran ese rumbo entre los empresarios argentinos. Pero otras actividades como retail y automotriz empiezan a notar el rezago. ¿Qué alternativas existen para agilizar estos cambios?
El Banco Interamericano de Desarrollo elaboró el informe Argentina-Brasil, La travesía por la digitalización, donde la comparativa entre los países refleja marcadas asimetrías en la materia:
– El 14,1% de las empresas brasileñas se consideran líderes en digitalización, el 38,8% seguidoras y el 47% rezagadas.
– En Argentina, solo el 3,8% de las empresas se ven a sí mismas como líderes en digitalización, mientras que el 32,3% son seguidoras y el 64% rezagadas.
– En Brasil, las empresas más dinámicas provienen del rubro automotriz e insumos básicos; en la Argentina de la agroindustria, la química, bienes de consumo y capital.
– Los niveles de digitalización esperados en los próximos años son superiores en Brasil que en Argentina.
– En Argentina, el proceso de difusión de tecnologías digitales es más incipiente que en Brasil, pero las empresas no conciben la no-adopción como una amenaza en sus operaciones.
– En ambos países, las empresas con adopción de soluciones digitales apuntan a la creación de empleo.
Estas consideraciones, son corroboradas día a día en las organizaciones locales. Desarrollamos soluciones digitales para el intercambio de documentos comerciales que optimizan procesos de negocios entre clientes y proveedores. Y más allá de los pormenores de cada caso, en una proporción considerable el camino elegido por las empresas es “lo vemos el año que viene”.
Esta decisión posterga la digitalización en un importante proceso comercial. De este modo, se ensancha la “brecha digital empresarial” y, con ello, la pérdida de competitividad en el mercado local e internacional. Un error garrafal en un país que necesita imperiosamente el crecimiento de sus exportaciones y con empresas que tienen como prioridad mejorar sus márgenes en el corto plazo.